Mi nombre en la arena

Escribí mi nombre en la arena, el agua estaba muy lejos ni siquiera se acercaba un poquito. Junté muchas conchitas de colores, eran las más bonitas que mis ojos hayan visto, eran muchas, tantas como para enmarcar mi nombre en la arena, así que decidí reescribirlo y esta vez fue más grande para poder usar el montón de raras piezas de nácar q ahora tenía…mis regalitos del mar.
Mi nombre era realmente enorme, tarde mucho, o tal vez no tanto, lo importante es que me divertí mientras lo hacía; en cada letra y a cada trazo iba imaginando de que color o en que orden le colocaría algún adorno.
Creo que cuando terminé de escribir la última letra el mar me miró, me quede quieta para ver que pasaba pero parece que no le importaba que jugara en sus límites y con sus regalitos, mis conchitas marinas.
Bailaba y bailaba mientras ponía color a mi nombre y él me dio su música como compañía “sash, splas, snash”, cantaba. Así supe que el mar me daba con su permiso.
Una vez, mi mamá me dijo que era peligroso jugar tan cerca del mar, creo que le hubiera dado un infarto si me viera en ese momento porque no sólo lo toque sino que él me habló y me deje abrazar por sus frías manos que refrescaban, “sash, splash, snash”, me cantaba. Me contó su secreto y yo le dije el mío “hice mi nombre con tus conchitas marinas”, le dije y le encantó saberlo. Pienso que se sintió alagado. Nos divertíamos como nunca o al menos yo sí lo hacía.
Seguí haciendo agujeritos en la arena, repentinamente mi amigo el mar se acerco demasiado a mi nombre adornado con conchitas. Sólo lo mire preguntándole qué era lo que hacía mientras destruía mi obra, mis regalitos marinos fueron arrebatados por sus grandes y fríos brazos que ahora calaban hasta en los huesos, “sash, splash, snash”, gritaba cruelmente.
Mi nombre en la arena ya no se veía más, ahora sólo era un cúmulo arenoso deforme bañado por su presencia.
Dicha infinita tuve con sus regalos pero su caprichoso humor decidió arrebatármelo todo.
Ahora sólo lo veo, contemplo su belleza siniestra y no sé si algún día quiera volver a jugar con él. Lo único que no se llevó es el recuerdo que vivirá en mi corazón…es mi tesoro, mi regalo.

[Para mi Mar, tú]

Comentarios

*Flor* ha dicho que…
t adoro nena!
pedro ha dicho que…
Me encanto tu relato Su. Sí, me imagino que el mar fue un poco egoista de haberle arrebatado las conchitas a ese personaje, sin embargo yo creo que él imagino que no se molestaría de haberlo hecho porqué a lo mejor él sólo quería demostrarle a la muchacha que él, comó todos tienen errores y no está exento de esa debilidad humana. No cabe duda que todos podemos aprender del mar, yo me uno a su enseñanza.Te quiero mucho Su y espero que tengas un maravilloso día.Besos

Entradas populares de este blog

El Amor de Juanita

Desde el sillón