Ojos que no ven, ¿puñalada que no se siente?

Alguna vez, cuando yo era una dulce e inocente jovenzuela y apenas daba mis primeros pasos en el mundo laboral, una persona muy sabiamente me dijo: “en el trabajo no hay amigos, no es como en la escuela o en la Uni, no, no, no, ahí te tienes que cuidar de todos y lo peor, necesitar de todos”. Y ¿la escuché? ¡Pues no! Porque no se aprende en cabeza ajeno y, obvio, tuve que aprender con mis propias caídas.
Hoy (otra vez) descubrí que una de las supuestas amigas que tenía en la chamba me apuñaló por la espalda. Se siente feo saberse traicionado y rodeado de personas “doble cara”, es como andar en una fiesta de Mascaras y no saber quién es quién. Es desesperante.
Me enfrento a una mezcla de sentimientos como: coraje, impotencia, desilusión y tristeza. Lo único que me consuela es que por ahí me dijeron que: “lo que no te mata te hace más fuerte”.
Amén.
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